domingo, 18 de abril de 2010


“¿Por qué esta magnífica tecnología científica, que ahorra trabajo y nos hace la vida mas fácil, nos aporta tan poca felicidad? La repuesta es está, simplemente: porque aún no hemos aprendido a usarla con tino”.
Albert Einstein


Los hombres somos perversos, esa es la afirmación con la que parto. A pesar del avance tecnológico que hemos logrado durante toda nuestra existecia, aún tenemos esa parte que nos hace destruirnos. Tras cada época de ilustración, viene el declive, así pasó durante el renacimiento, la ilustración, la segunda revolución industrial etc. Si bien durante las guerras se desarrolla la ciencia es únicamente con un fin destructivo.

La última esperanza de la humanidad radica en el conocimiento y la ciencia. Esto "nos salvará". Es verdad que estamos más preparados para sobrevivir, tenenmos más instrumentos tecnológicos. Pero la sociedad se ha olvidado de alimentar el intelecto. Para muestra sólo necesitamos encender nuestro televisor. Donde tratan a la audiencia como estúpidos. Pensamos que con todos estos instrumentos nuestra vida estará resuelta. La realidad es que sólo nos enfrentamos a nuevos problemas, que han venido con el avance tecnológico de la sociedad.

En Metropolis, la liberación de la sociedad viene del proletariado que vive bajo las máquinas, quienes gracias a la manipulación del robot de María, destrozan la base de la ciudad. Esto en la actualidad no podría suceder, Las formas de producción no son las mismas que hace un o medio siglo, la fuerza de la sociedad ya no radica en el proletariado, sino en los ingenieros y computologos que desarrollan las máquinas y la fuerza del consumo masivo. Vivimos en una sociedad globalizada que consume dela misma forma, en lote.

Metropolis es una sentencia ficticia acerca del futuro. Vivimos en el 2010, los automoviles aún no vuelan, pero la división acerca de quién tiene los medios de consumo, de conocimiento, de poder; se exacerba cada vez más. Nuestra sociedad se rige por las nuevas tecnologías. No vivimos en el mundo a menos que estemos conectados a internet. El televisor ha dejado de ser la fuerza masiva que era, ahora es unicamente compromiso. Este aparato tan revolucionario para la década de 1950, ahora vende el pensamiento. Cada vez nos acercamos más al control que 1984 nos propone. Donde el lenguaje controlará el pensamiento. Las máquinas resultan un elemento secundario en el declive de la humanidad. Es la perversidad de los hombres lo que nos llevará al colapso.

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