viernes, 4 de junio de 2010

Malice

"The Art of malice" es el último disco del guitarrista solista John 5, famoso por haber sido por mucho tiempo una pieza fundamental en la alineación de la conocida banda de Nu metal Marilyn Manson.

John 5 cada nuevo disco desafía al anterior. Con melodías diversas y temáticas variadas en los nombres de sus letras ; John 5 nos puede hablar en una canción de un asesino serial con las notas más alegres y campiranas de su repertorio y a la siguiente canción puede estar retratando el día de su cumpleaños con los acordes más nostálgicos para la ocasión (July 31st The last stand); hablamos de The Devil knows my name, disco que precede a The Art of Malice (2010), y que se caracterizó por haber sido introvertido en lo plasmado por John 5, en cuanto a tratar temas cotidianos de su vida, pero que al mismo tiempo fue capaz de volverse extrovertido en las emociones que buscaba transmitir a los escuchas, todo envuelto en una “capa” de suspenso que a menudo fue adornada por toques de blues y country.

Con The Art of Malice, en 2010, John 5 nos hace un recordatorio de lo que para él es aquel lado “oscuro” que ha intentado plasmar en sus trabajos a lo largo de su trayectoria musical. Aboga por la malicia que todos contenemos pero que se ha banalizado cada vez más a menudo con las infamias del hombre; desde las guerras por dinero, hasta los crímenes por raza, el ser humano se ha encargado de vulgarizar la maldad al punto de concebirla como un simple combustible para la perversión de los más poderosos. El arte, presente en la totalidad de nuestros alrededores ha sido el encargado de dar la gracia a lo más simple y dar la solemnidad a lo magnífico; The Art of Malice cita los principios de la maldad, aquella que estilizó Maquiavelo, ese Maquiavelo que todos mal recuerdan cada vez que se encuentran a algún gobernante déspota o autoritario, pero que no son capaces de identificar como el verdadero “príncipe” de lo malicioso y lo perverso. Si bien Nicolás Maquiavelo defendía el total uso de las facultades de poder sobre cualquier ente, también era partidario de ese estado de bienestar en donde todos recibieran lo justo sin basarse en el atropello o en la crueldad, se trataba de un Estado regulador que, si bien no estaba abierto a todos, brindaba la seguridad de ser una organización destinada a mantener a un pueblo de pie.

Hoy en día, con el arte como expresión y la malicia, el odio o la venganza como principal motor, existe mucha gente interesada en expresar sus sentimientos de repudio hacia un régimen que no los identifica, que no los representa; busca una manera de gritar, de escupir el sistema; una forma sin duda es la música, mucha gente más se manifiesta en las calles, otras hacen huelgas de hambre; todos con la misma sensación de descontento generalizado. El Arte de la Malicia no es propiedad de los de arriba. Acostumbrados a ser los que reciben la maldad o desigualdad, se piensa que los únicos capaces de joder son los más poderosos. Pero es precisamente en este punto en donde entra la verdadera expresión de Arte: El Arte es un estilo de vida, son sentimientos, son pensamientos de inspiración; el Arte es humano, y los únicos humanos que quedamos en este mundo somos los que quedamos abajo, somos a los que llaman escoria los poseedores del arte. Los de arriba han olvidado todo, tienen dinero, bombas y corporaciones, genial lo tienen todo, pero han olvidado controlarla individualidad de todo aquel que quiera ser artístico.

La malicia la tenemos nosotros, la tenemos entre las manos. Nosotros seremos capaces de boicotear este mundo que parece tirado a la infamia. Nuestra malicia es decir No a lo que está mal. Nuestra malicia es defender a los que menos tienen, incriminar a los tramposos, dejar de avivar a los abusivos. Como bien dicen aquí, cada uno es libre de irse a consumir Mcdonalds, de dar dinero a coca-cola para que termine de exprimir los recursos naturales que ya se ha robado. Cada uno decide cerrar los ojos y decir que todo está mal o levantarse y darle un zape al de a lado para que reaccione y en vez de llorar vea por los suyos, o mínimo por él mismo. Somos capaces de actuar, de idear, de jugar al artista y es lo que muchos de nosotros hemos olvidado porque nos sentimos atrapados en éste sistema “impenetrable y perpetuo”. La juventud piensa que si no es por los medios, que si no es en un espectacular, su voz no será escuchada; han olvidado aquellos principios básicos de comunicación que te obligan a comentar de oído en oído, de uno en uno, sin ser necesario un medio masivo o el dinero para expresar tus ideas. Estamos inmersos en la apatía global que nos lleva en espiral a comportarnos como corderos angelicales, hemos olvidado la malicia, se nos olvida que aún podemos gritar y patalear y gastar todas nuestras energías como adolescentes en renegar que no nos gusta el país en donde vivimos. La malicia es para el que tiene ganas, el arte para el que busca idear la forma de materializar sus ideales; no importa que como jóvenes no estemos en la élite del poder, estamos en la élite del conocimiento como universitarios y eso es más que suficiente como punta de lanza para agotar nuestras inquietudes; para no defraudar a nosotros mismos, para no ser parte de una generación, como tantas, que le va a dejar a sus hijos un pueblo más jodido.

Si los mismos gringos se dan cuenta de que dentro de su burguesía hay grietas que de repente afectan a los que no tenían la culpa. No es necesario que con un estilo telenovelezco venga Michael Moore a decirnos que debemos unirnos a esa rebelión ideológica en dónde repudiemos y enfrentemos lo que no es justo, no es necesario que un gordo bonachón nos lo diga… lo vivimos a diario. ¿Qué vamos a hacer ahora con Arizona, qué haremos con el SME? No cierres los ojos, no te sientes a esperar el boletín informativo; tan fácil es de olvidar lo sucedido que sentado no lograrás llevar más allá la “crítica” que dices tener. No podemos sentarnos a ver como nos están matando; la malicia, o como lo quieras llamar, tenacidad, pericia etc. es lo que te salvará individualmente en tu “propia lucha” en algunos años cuando lleguen las futuras generaciones, te miren con asco y te pregunten: Y tú compa, qué hiciste para que la gente en México no se siguiera muriendo de hambre…

Vamos, todos se dan cuenta. Sólo es cuestión de actuar, no es necesario que alguien los dirija, no es necesario que alguien más tonto que ustedes se los diga…

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